foto: Antonio Nogales Calzado
Escuchar que uno mismo, o una persona que amamos, tiene cáncer de mama es algo muy difícil de asimilar y aceptar. Hay muchas emociones encontradas, muchas dudas y preguntas, y un estado de incertidumbre que nos invade. Sin embargo, es muy importante que podamos tener la fortaleza necesaria para dar rápidamente el siguiente paso: seguir el tratamiento.
En los últimos años, se han dado grandes avances en el desarrollo de fármacos contra el cáncer. Los médicos, generalmente utilizan uno o más métodos para combatir el cáncer, dependiendo de diversos factores como la detección temprana del tumor, el nivel en que se encuentra, la edad del paciente, su historia clínica, entre otros.
Es importante que sepamos cuáles son nuestras opciones para combatir el cáncer de mama, porque sólo así estaremos en mejores condiciones para enfrentar la situación en caso nos toque vivirla o acompañar a un ser querido en este difícil proceso. Además, conocer un poco más sobre los tratamientos nos permitirá preguntar cosas más específicas a los médicos y así nos sentiremos más seguros y confiados.
Los tratamientos para el cáncer de mama son los siguientes:
Cirugía: Generalmente, es casi siempre la primera acción que toman los médicos. Implica una operación en la cual se remueve el tejido canceroso, un poco de tejido que rodea a la zona del tumor y los nódulos cercanos del sistema linfático (que es el que se encarga de llevar líquido, proteínas y células del sistema inmunológico, de vuelta al sistema circulatorio). Dependiendo del estado de evolución en que se encuentre el tumor, se pueden dar distintos tipos de cirugía:
La tumorectomía/lumpectomía:
- tumorectomía básica, es un tratamiento de tipo conservador y consiste en remover el tumor cuando este aún no puede ser palpado (pero es visible en una mamografía), junto con un margen suficiente de tejido sano.
- segmentectomia es la extirpación de un segmento más amplio de la glándula mamaria.
La Mastectomía:
- Mastectomia radical, es la extirpación completa del seno, los músculos pectorales que lo sustentan y los ganglios linfáticos.
- Mastectomía radical modificada, permite conservar los músculos pectorales con la finalidad de facilitar una posterior reconstrucción estética.
Quimioterapia: Consiste en usar fármacos para tratar sistemáticamente el cáncer, sobre todo de manera intravenosa. Los medicamentos que se utilizan en la quimioterapia son tóxicos para las células cancerosas, lo que permite destruirlas o evitar que se reproduzcan. Sin embargo, también inciden (aunque en menor medida) en las células normales.
Por esta razón, se producen efectos secundarios como: vómitos, caída del cabello, disminución de las defensa del organismo, diarrea, ulceras en la boca y aparato digestivo, menopausia precoz o cese de la menstruación. Pero no siempre se presentan todos los síntomas, pues dependerá de los medicamentos que se suministren al paciente y de cada persona.
Radioterapia: Incorpora el uso de rayos X de alta energía para matar las celular cancerígenas y reducir los tumores. Hay dos formas de aplicación:
- Externa, es el método más habitual y consiste en administrar breves sesiones diarias. Dependiendo del médico especialista se pueden aplicar diferentes fuentes de radiación, como la cobaltoterapia, acelerador de electrones, entre otras.
- Interna, consiste en colocar sustancias radioactivas dentro o cerca del tumor, que son retiradas al cabo de unos días. Tiene la ventaja de ser muy localizada y, salvo excepciones, evita que el paciente sea internado para este procedimiento.
Uno de los principales efectos secundarios que produce este tratamiento, es la irritación de la piel en la zona irradiada, aunque en grado mayor o menor grado, según la persona a la que se le aplica.
Terapia hormonal: Es usado para tipos específicos de cáncer que dependen del estrógeno o la progesterona (hormonas). En condiciones normales, las células mamarias sufren cambios por acción de las hormonas, especialmente los estrógenos (que se desarrollan en la pubertad, aumentan durante el embarazo y producen secreción de leche durante la lactancia).
Algunos tumores originados en las células mamarias pueden conservar la capacidad de responder a los cambios hormonales, dejando de crecer si las hormonas que estimulan su desarrollo se suprimen o suministran medicamentos que contrarresten dicho efecto de crecimiento.
Terapia con anticuerpos monoclonales: Las células tumorales generan sustancias que les permite dividirse continuamente o invadir tejidos y formar metástasis. Una de estas sustancias es la proteína HER2, que estimula el crecimiento de las células tumorales.
Recientemente, se ha desarrollado un fármaco denominado Herceptin, que viene a ser un anticuerpo monoclonal. Este principio activo (trastuzumab) actúa sobre las células tumorales que tienen la proteína HER2 en exceso, e impide que las células se multipliquen, atacando a las células tumorales y sin afectar las células sanas.
Los tipos de tumores que tienen una mayor presencia de la proteína HER2 evolucionan de manera diferente a los otros cánceres de mama. Suele recomendarse hacer estudios para ver si la proteína HER2 se ha incrementado o no. Esto se debe realizar cuando se diagnostica el tumor.
Cómo podemos ver hay diversos tratamientos para enfrentar el cáncer de mama. Lo importante es que estemos lo más preparados posible, para así afrontar mejor esta difícil situación, anticipándonos y sabiendo que efectos secundarios podemos tener. Como ya hemos mencionado, tener toda la información sobre el tema nos ayudará a disminuir la incertidumbre y el miedo.
21 julio 2009
06 julio 2009
Mitos sobre el cáncer de mama
Alrededor de las enfermedades se suelen tejer muchos mitos, y el cáncer de mama no es una excepción. Se han creado muchas historias acerca de qué cosas podrían producir cáncer pero pocas de ellas tienen realmente sustento médico y científico.
¿Quién no ha recibido cadenas de e-mails diciendo que tal producto puede producir cáncer? Esto solo ayuda a confundir y generar temor y ansiedad entre las personas. Lo cierto, es que debemos cuestionar las fuentes de información no autorizadas y siempre debemos tratar de investigar un poco más. Como ya hemos dicho, en la lucha contra el cáncer, la información es poder.
Por eso es importante derribar algunos mitos que se han creado pero que según los óncologos y especialistas de la salud, no son verdad.
1. Los antitranspirantes pueden causar cáncer.
No. Se dice que los antitranspirantes bloquean el flujo natural del sudor y que por ello podrían causar que las toxinas no se liberen y esto forme tumores malignos. Lo cierto es que no hay evidencia que el ingrediente activo en los antitranspirantes produzcan riesgo de cáncer de mama. Este mito está basado en la desinformación y poca comprensión acerca de la enfermedad.
2. Los golpes en el seno pueden causar cáncer de mama.
No. Esta es una afirmación que la he escuchado muchas veces a lo largo de los años, pero se a comprobado que solo se trata de un mito. Sin embargo, es importante señalar que como consecuencia de un corte o trauma muy severo en esa zona, el seno puede desarrollar un tumor benigno. Este tipo de tumores no es cancerígeno, pero siempre debemos tener el cuidado de que nos examine un médico.
3. El cáncer de seno nunca ocurre en mujeres jóvenes.
No. Es cierto que uno de los factores de riesgo es la edad. Sin embargo, el cáncer de seno puede presentarse a cualquier edad. Según la página breastcancer.org, algunas estadísticas muestran que desde el nacimiento hasta los 39 años, una de cada 231 mujeres, tendrá cáncer de seno; entre los 40 y 59 años, el riesgo es de una mujer por cada 25; y entre los 60 a 79 años el riesgo es de una por cada 15. Por eso las mujeres jóvenes (sobre todo si tienen otros factores de riesgo) deben realizarse chequeos médicos anuales y mantenerse siempre alertas.
Las probabilidades de una mujer para contraer cáncer de mama aumenta con la edad
Alrededor de 30 años 1 de cada 2,212
Alrededor de 40 años 1 de cada 235
Alrededor de 50 años 1 de cada 54
Alrededor de 60 años 1 de cada 23
Alrededor de 70 años 1 de cada 14
Alrededor de 80 años 1 de cada 10
Mayor de 80 años 1 de cada 8
Fuente: Feuer EJ, Wun LM. DEVCAN: Probability of Developing or Dying of Cancer Version 4.0. Bethesda MD: National Cancer Institute. 1999.
4. Las mujeres no necesitan una mamografía a menos que haya síntomas.
No. Muchas veces, el cáncer de mama se puede presentar de manera asintomática: es decir, que la enfermedad inicia su desarrollo, pero todavía no presenta síntomas o signos clínicos que la pongan de manifiesto. Las mamografías son la manera más confiable para detectar el cáncer de mama a tiempo. El examen mamario (ya sea que una misma lo haga o el ginecólogo) también son de gran importancia. Algunos estudios revelan que alrededor del 25% de los casos de cáncer de mama son identificados en exámenes de seno (no mamografías), 35% en mamografías, y 40% en el examen físico y las mamografías. La clave es chequearse constantemente.
5. Las mujeres con senos grandes son más propensas a sufrir cáncer de mama.
No. la cantidad de tejido en el seno no afecta su riesgo a desarrollar cáncer de mama. El tamaño de los senos en realidad no son un factor de riesgo para la enfermedad.
6. Si no existe un historial de cáncer en la familia, no hay riesgo.
No. Todas las mujeres tenemos algún riesgo de sufrir cáncer de mama. El historial familiar es solamente uno de los factores de riesgo (factor genético). Hay otros factores como los personales (edad, menstruación precoz, menopausia tardía, etc.), ambientales (tabaquismo, dieta desequilibrada, sobrepeso, estrés, etc.) y la predisposición hormonal.
7. Si tengo un factor de riesgo, me dará cáncer de mama.
No. Ningún factor de riesgo es una certeza de que una persona sufrirá de cáncer de mama. Hay personas que tienen lo que se denomina una anormalidad del gen del cáncer de mama (breast cancer gene abnormality). Esta condición normalmente es uno de los factores más fuertes de riesgo. De las mujeres que tienen este factor, entre el 40 y 80% desarrollará cáncer de mama en su vida; mientras que entre el 20% y el 60% no lo hará. Esto quiere decir que nada asegura que nos vaya a dar la enfermedad. Sin embargo, sí hay hábitos que debemos cambiar para minimizar los factores de riesgo. Algunas opciones incluyen cambios en nuestro estilo de vida como minimizar el consumo de alcohol, dejar de fumar y hacer ejercicio regularmente.
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